En Chile hay cerca de 2 millones 800 mil personas con algún grado de discapacidad, que representan un 16,7% de la población; cifra que para el turismo se triplica, ya que una persona con discapacidad o movilidad reducida viaja acompañada.
Hace 13 años, Álvaro Silberstein sufrió un accidente automovilístico que lo dejó tetrapléjico. Teniendo 18 años, una de sus actividades favoritas era hacer deportes al aire libre con sus amigos. Sin embargo, lejos de bajar los brazos, él decidió seguir adelante, retomar la vida que tenía antes del accidente. Mientras estudiaba en California, uno de sus amigos le propuso ir a recorrer Torres del Paine, él se entusiasmó mucho, pero -como la mayoría de las personas en situación de discapacidad- primero debía asegurarse de contar con la infraestructura para que ese idílico viaje no se convirtiera en una pesadilla. Sin embargo, grande fue su asombro cuando se enteró de que el Parque Nacional con más visitas en el país nunca había recibido un turista en silla de ruedas, situación que él creyó, tenía que cambiar.
De acuerdo al último estudio de discapacidad del Senadis, en Chile hay cerca de 2 millones 800 mil personas con algún grado de discapacidad, que representan un 16,7% de la población; cifra que para el turismo se triplica, ya que una persona con discapacidad o movilidad reducida viaja acompañada. Estas cifras representan una oportunidad para la industria turística nacional, pero también implican grandes desafíos como hacer que el transporte, instalaciones, alojamiento y espacios naturales sean accesibles.
El deseo de Álvaro por recorrer parajes naturales fue infranqueable, el primer paso para cumplir la meta fue juntar US$8.000 para comprar una silla de ruedas especial en Francia. “Empezamos a averiguar y no era tan fácil hacerlo, porque los senderos no están habilitados para que uno los pueda recorrer en silla de ruedas, el modelo elegido fue uno especial de trekking con el que se logró hacer la base del Everest. Si logró eso, de todas maneras se podía hacer Torres del Paine”, cuenta Silberstein. Con financiamiento de privados, 12 personas se embarcarían en la aventura que permitió que el circuito W fuera completado por una persona en situación de discapacidad. A poco más de un año de la travesía, Silberstein y un grupo de amigos crearon “Wheel The World”, un emprendimiento que tiene como propósito habilitar el mundo para que personas con discapacidad puedan explorarlo. Esto lo realizan desarrollando experiencias de viaje para personas con y sin discapacidad en lugares turísticos de Chile y el mundo, entregando herramientas a través de equipamiento especial y capacitaciones a operadores turísticos y alojamientos, para que todos puedan disfrutar de estos lugares. A lo largo de estos poco más de 13 meses han conseguido habilitar experiencias en Isla de Pascua y Cochamó. Aunque San Pedro se realizará próximamente, para 2018 el desafío se expande fuera de Chile. “Estamos trabajando por una ruta inclusiva en Machu Picchu y otra en el Parque Nacional de Yosemite en California. El trabajo por el turismo inclusivo recién empieza”, enfatiza Silberstein.
De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo (OMT), el turismo accesible implica un proceso de colaboración que permite a las personas con discapacidad -en distintas dimensiones como las de movilidad, visión, audición y cognición-, funcionar independientemente, con igualdad y dignidad, gracias a una oferta de productos, servicios y entornos de turismo diseñados de manera universal.
Desde el Sernatur cuentan que la industria turística poco a poco empieza a sumarse a esta tendencia y que con el fin de informar a la población habilitaron un portal (Sernatur.cl/turismo-accesible/). Además, se creó la primera red de prestadores turísticos accesibles del país.
Jana Büttner de la agencia Flecha Extrema, que también realiza este tipo de experiencias, cuenta que para hacerlo de manera adecuada hay que contar con una infraestructura un poco más robusta: “capacitar guías y en cabalgatas, por ejemplo, se involucra a los arrieros para que sea controlada la actividad y que todos la disfruten”.
Fuente: Sernatur